lunes, 17 de septiembre de 2007

Un Tranvía llamado Deseo


Toda mi vida ha sido una búsqueda por una identidad. Cada noche viajó por las calles de la vieja avenida Tiscapa, tratando de encontrar ese eslabón.

Mi vida es como la historia de cualquier persona. Sencilla por sus acontecimientos, pero compleja por su vida interna. Todas las noches revivió una misma ilusión. Entre las paredes de mi habitación trató de reencontrarme mientras llevo a cabo mi transformación. Descubriendo que existó una vez más, que el mundo existe y que todo a mí alrededor existe.

Cada hombre que pasa por mí, trata de entender los vicios de su naturaleza humana. Tal vez por vanidad porque pueden poseer a un hombre y una mujer. Tal vez porque Dios también es vanidoso. Mi rostro comienza a envejecerse y siento el cansancio acumulado por todas estas noches. Estoy cansada de esta búsqueda. Siento que no lo voy a lograr y mi vida, se resume en una colección de cuerpos porque deseo sentirme con una vida común.

Cada noche regresó a la misma esquina para reencontrarme con esa identidad. Se detiene un carro.

– Flaca ya regreso, voy a la Cascada...


José Ariel Bravo Almendárez



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